José Juan Barea tuvo una temporada inolvidable

Hay algo en la mirada de José Juan Barea que ilustra lo que está pasando por su mente. Un millón de pensamientos, memorias, dudas, contenturas, tristezas y el semblante pálido de alguien que sabe que llegó el momento de tomar una decisión trascendental en su vida.

Barea jugó lo que pudo haber sido su último partido como profesional en el Baloncesto Superior Nacional de Puerto Rico y todavía lleva los calzones naranjas con dibujos de pequeños cangrejos que sudó por 25 minutos en la cancha. De tope un abrigo en algodón blanco que sirve para calentarse y para encontrar confort en el momento de reflexión.

José Juan Barea hizo lo que quería hacer; jugar otra temporada frente a su gente, ser abucheado y aplaudido por sus compueblanos, batallar nuevamente con sus amigos de ligas juveniles y poner el baloncesto boricua en el más alto nivel una vez más.

Ahora toca decidir si reajusta el calendario a cero y comienza otro ciclo jugando baloncesto siendo un año más viejo. O si por el contrario, la vellonera ya tocó el último disco y no hay más monedas en los bolsillos.

Barea, a sus 37 años, militó una temporada exigente con los Cangrejeros de Santurce bajo un calendario de partidos duros, múltiples lesiones y una serie de playoffs cuesta arriba contra los Capitanes de Arecibo. Lo hizo, bajo sus propios términos, respetando la liga, a los rivales y así mismo, con la ética de trabajo que solo tienen los profesionales de verdad.

“Esta fue mi primera liga profesional con Mayagüez cuando tenía 16,17 años”, dijo Barea en un aparte con el BSNPR. “Sé lo importante que es esta liga para Puerto Rico y para los muchachos en Puerto Rico. Tengo amigos en todos los equipos y quería jugar aquí al frente de mi gente, en casa, con mi fanaticada y terminar aquí en Puerto Rico. No sabía que iba a tener 37 años cuando fuera a pasar esto, pero está pasando ahora y me lo estoy disfrutando. La liga está bien buena, un nivel bien alto”.

Para poder cumplir su sueño Barea no tan solo tuvo que competir contra 11 equipos rivales que lo ven como una oportunidad de probarse con el estandarte de calidad, sino que también encontró en su propio cuerpo, por las lesiones y dolencias, un enemigo que puso a prueba -una vez más- su fortaleza mental, durabilidad y capacidad física de recuperación.

“Bien difícil, ha sido bien difícil”, expresó Barea. “No me esperaba que fuera tan difícil, pero tuve mala suerte a principio de temporada con el tobillo. Fue una de las [lesiones] más duras de mi vida y ha sido un sube y baja toda la temporada. Ahora en los playoffs es difícil, un día sí y un día no y contra un buen equipo como Arecibo, pero me lo estoy disfrutando”.

Para sobrellevar la carga física, Barea contó con un grupo de doctores y profesionales, encabezado por Víctor Solá y el preparador físico y experto en biomecánica, Fabían Amaya, que trabajaron a todo vapor para mantener al armador de 37 años en óptimas condiciones.

“Ahí vemos que es un atleta de alto calibre”, dijo Amaya sobre la capacidad de Barea para recuperarse de lo que fue una contusión osea en el tobillo que lo llevó a perder 15 partidos en la fase regular.

“Ha venido de muchas ligas y que la disciplina que ha logrado a través del tiempo yo creo que han sido la clave para sus prontas recuperaciones a través de esta temporada. Él es un hombre que trabaja bien duro, no falta al gimnasio, no falta a la cancha, siempre tiene hambre de seguir trabajando por más. Aunque las situaciones estén al lado contrario él siempre se ha mantenido trabajando”, añadió Amaya.

Aún así, esta temporada Barea inspiró a todo el mundo.

Motivó a los chamaquitos del barrio a querer regresar a las canchas y ponerse una camisa del BSN en vez de la NBA. Motivó a los mejores artistas del país a asistir a los juegos porque querían verlo en persona. Y hasta motivó a ex compañeros de la NBA quienes solo necesitaban una excusa para venir al sol y salitre del caribe a saludar a su pana.

Tener a Barea en la liga fue también de beneficio para los jugadores jóvenes que quizás nunca pudieron hacerle una pregunta para mejorar su juego cuando estaba en la NBA. Uno de ellos fue JR Lynch, armador de 25 años sustituto de los Cangrejeros quien admitió que Barea fue una fuente de inspiración tan solo compitiendo con él en las prácticas y observándolo desde el banco.

“Absolutamente”, dijo Lynch sobre el impacto del Barea. “Su experiencia, su conocimiento sobre el juego y su actitud hacia el juego lo es todo. Él nunca está muy arriba o muy abajo y creo eso es lo que lo separa de muchos jugadores. Simplemente estar con él y ser su compañero ha sido todo. Tú observas por qué es un campeón de la NBA, es su actitud, con su tamaño tiene que ser implacable y lo ves cuando él está en la cancha. Notas ese fuego, esa pasión que debes traer para ser exitoso con su estatura. Si le preguntas algo él está ahí para responderte, pero de la forma en que aprendes es enfrentándote a él y mirando las cosas pequeñas que hace”.

Para otros compañeros como Filiberto Rivera, el regreso de Barea fue la oportunidad perfecta para dos veteranos que fueron rivales, pero cuyo respeto por uno al otro los llevó a poder compartir juntos el desenlace de dos grandes carreras en el baloncesto.

“José para mí es un hermano desde pequeñas ligas y uno de nuestros compromisos era poder jugar juntos antes de retirarnos”, sostuvo Rivera de 39 años y quien protagonizó una serie final contra Barea en 2006 cuando militaban con Caguas y Santurce respectivamente.

“Si el rumor es que él va a terminar, -que él no me lo ha mencionado- nosotros sabemos cuán importante ha sido Juan para la liga superior desde que empezó hasta ahora. Le ha traído mucha gloria al BSN. José es uno de los grandes, independientemente de lo que hizo en NBA, pero para Puerto Rico y para toda la fanaticada puertorriqueña”, añadió Rivera.

Barea también motivó a sus rivales, a esos jugadores a los que les toca darle continuidad al legado ahora y más adelante en el BSN y en el programa nacional. Por ejemplo, Ángel Rodríguez, estelar armador de los Vaqueros de Bayamón y principal candidato al Jugador Más Valioso (fuera acción por una lesión en la mano derecha) aceptó que enfrentarse a Barea fue un reto personal y que su retorno al BSN incentivó el interés popular por la liga.

“Como competidor para mí ese primer partido en casa contra JJ y los Cangrejeros era algo que tenía en mente desde que se anunció oficialmente”, expresó Rodríguez. “Siempre que compito contra armadores elites como JJ es importante para mí dar buen espectáculo. Sin duda alguna, el regreso de JJ al BSN fue una de las razones por la cual la liga comenzó hacer ruido sin aún haberse jugado un partido. Su gran carrera y aportación a Puerto Rico en general es algo digno de admirar y definitivamente lo respeto mucho. Viéndolo ahora en los playoff batallando y haciendo los números que tiene a pesar de sus lesiones y dolores es impresionante.

Hasta antes del partido del miércoles, Barea se había mostrado satisfecho con su desempeño en la serie donde promedió 18.5 puntos por juego y 7.5 asistencias para ayudar a Santurce a ganar dos improbables partidos contra Arecibo antes de caer 4-2.

“Satisfecho, ahora mismo estoy jugando, estoy saludable y puedo ayudar a mi equipo”, comentó Barea. “Sí me gustaría tener cinco años menos para poder hacerlo un poquito mejor, pero lo importante ahora es disfrutármelo y ayudar a mi equipo lo más posible”.

Entretanto, en conferencia de prensa posterior al partido, un conmovido Barea dijo que se tomará un tiempo para decidir sobre su futuro porque entre otras cosas quiere compartir con su familia residente en Miami y trabajar a tiempo parcial como parte del grupo de asistentes de los Mavericks de Dallas en la NBA. Barea reiteró su interés por convertirse en dirigente en un futuro no muy lejano.

La decisión del no más llegará con los días y la sobriedad de la cotidianidad. Llegará tal vez durante el camino llevando a sus niños a la escuela una mañana o quizás cuando vea a otro jugador levantando un trofeo de campeonato. Lo cierto es que muchas de las personas relacionadas a su carrera están de acuerdo en que a Barea le queda. Le queda baloncesto y le quedan ganas de competir. Y es que más allá de las lesiones, Barea demostró que, al menos en el BSN, es todavía una fuerza a tomar en consideración.

“Físicamente te podría decir que le queda mucho todavía”, aseguró Amaya. “Si él decidiera una temporada, dos temporadas más, no tendría problemas en hacerlas, ya que su disciplina y su trabajo diario son los que le van a llevar al nivel óptimo para trabajar en esta liga”.

Para el dirigente de los Cangrejeros, Larry Ayuso quien además fue compañero de Barea en la Selección Nacional, la oportunidad de dirigir a alguien que, como él, es una leyenda viviente del baloncesto, fue un hecho inolvidable.

“Fue un privilegio dirigirlo, una experiencia bien bonita, poder jugar con él y después dirigirlo es una bendición”, manifestó Ayuso luego del cierre de la temporada. “Las gracias se las doy a él porque desde el primer día me dio mucho respeto, mucho apoyo y eso me hizo el trabajo más fácil. Espero que juegue otra vez, yo creo que le queda baloncesto, pero él se conoce y uno se conoce su cuerpo y espero que la decisión que haga sea positiva y seguimos agradeciendo por todo lo que nos dio”.

Falta por verse a favor de quién vota Barea mismo, si por la nostalgia del corazón o por la sabiduría de la conciencia. Pero lo que quedó claro en el año 2021 es que Barea es inmortal. Barea siempre la ha tenido y la tendrá.

Por Emmanuel Márquez / BSN

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